Ante un Keeneland colmado, el fenomenal Flightline demolió a sus adversarios de la Breeders’ Cup Classic-G1 (2000 mts., 3y+, US$ 6.000.000), y quizás esta sexta victoria consecutiva haya significado la despedida de las pistas del invicto adiestrado por John Sadler.
Gigante favorito con tira de $ 2.88; 2.92 y 2.30 (en un Turf que defiende el bolsillo del apostador y ni le quita siquiera las fracciones centesimales, amén de colocar dos placés con cinco en gateras entre otras tantas cuestiones aquí ignoradas), el crack de 4 años controló el andar del marcapasos Life is Good, lo emparejó por afuera en la última curva y le firmó la boleta a poco de pisar el derecho, para volver a escapar en soledad.
En 2:00.05, y con Flavien Prat en postura, abrió 8¼, ½ y 2½ sobre Olympiad, Taiba y Rick Strike –el margen más amplio del historial de la prueba-, coronado de los 250 a la raya por una conmovedora salva de aplausos.
Así, el vástago de Tapit (USA) (Pulpit) y Feathered (USA), por Indian Charlie (USA), egresado del Summer Wind Equine de Kentucky, se adjudicó por derecho propio el título de Caballo del Año, después de haber desclasado a sus oponentes en Metropolitan Handicap-G1 (1600 mts.) de Bemont Park y en el Pacific Classic-G1 (2000 mts.) de Del Mar.
Ganó seis carreras por un total combinado de 71 cuerpos. Su silueta de semental ronda los 100 millones de dólares. Y en el atardecer de Lexington, 45.000 personas cayeron rendidas al encanto de uno de esos SPC que salen a la liza muy de cuando en cuando.

Pablo F. Gallo